Comprendiendo el carrusel de emociones en las fiestas de Navidad y Fin de año

Desde la psicología de las emociones es importante que, en estos momentos del año, nos dediquemos un espacio a identificar qué sentimos y podamos reflexionar sobre qué es lo que nos hace sentirnos así:¿Sentimos alegría? ¿O nos sentimos tristes, melancólicos o enfadados….? entrando en un carrusel de emociones (seguiremos fundamentalmente a Marta Bermejo, Univ. Complutense Madrid).

Ya estamos en las puertas de diciembre y podemos ver cómo el ambiente navideño y de fin de año empieza a llenarnos a nuestro alrededor. Esta es una época de reencuentros, de dar y recibir y pareciera que obligadamente tenemos que ser felices… ¿Pero eso es así?…. NO, no es una época para obligarnos a ser felices a toda costa. Es un tiempo para entendernos, cuidarnos y buscar la forma de adaptarnos de la mejor manera posible, porque tenemos que ser conscientes que las emociones en Navidad y fin de año son concretas.

Pese a que hay quienes consideran que esta es una época feliz, familiar y divertida, hay personas que la viven de forma distinta, con  nostalgia, tristeza, frustración, estrés e incluso dolor por perdidas, duelos, cambios radicales… . Más allá de cómo las vivamos y percibamos, puede que estas fechas sean el momento del año donde más emociones experimentamos, y estas están directamente relacionadas con las experiencias que hemos vivido.

Tenemos que reconocer que cada quien va a tener emociones y sensaciones distintas, según los acontecimientos más recientes que hayan ocurrido en nuestras vidas y también, cómo fue nuestra experiencia durante la infancia.

La Navidad y el Fin de año en la niñez, es un tiempo que se asocia a la parte “parte mágica de este tiempo”: actividades navideñas, reuniones familiares, paseos, etc. Así, cuando se es niño es más fácil que exista una mayor prevalencia de emociones en Navidad. .

No obstante, es cierto que todo esto dependerá de cómo los adultos más cercanos al niño perciban y afronten esta época del año. La ansiedad es una de las emociones que más experimentamos por estas fechas cuando somos adultos, y aparece por varios motivos, por ejemplo:

  • El cierre de los temas laborales del año.

  • La asistencia a las reuniones, comidas y cenas de empresa y otros compromisos.

  • Las compras de regalos y víveres para las celebraciones y reuniones en casa.

¿Cómo vivir el carrusel de emociones en este tiempo?

No debemos presionarnos con la idea de que durante Navidad y Fin de año todo el mundo debe estar feliz, y que si no lo estamos, debemos esforzarnos para estarlo. En realidad, debemos aceptar nuestro estado de ánimo, a la vez que procuramos adaptarnos a la situación lo mejor que podamos.

Cuando no estamos pasando por momentos fáciles a nivel emocional, una de los mejores métodos para abordar esta época del año es aprender relativizar, es decir, a darle a las cosas la importancia justa. Esto quiere decir que podemos aprender a ver la Navidad como algo que no nos exige “estar bien”, dejar cosas resueltas, asistir obligatoriamente a todo tipo de reuniones, etc.

HagamoNOs cargo:

Al plantearnos hacer un cambio, podemos empezar a tener diferentes objetivos, los cuales nos invitan a movilizarnos y dar una serie de pasos. El hecho de tomar acciones contribuirá a que empecemos a experimentar emociones más saludables, como por ejemplo, las ganas y la motivación.

El estado de ánimo no depende de nadie más que de nosotros mismos. Nosotros mismos generamos nuestras emociones, de manera que tenemos un papel activo (y clave) en ellas.

Otro aspecto que nos ayudará también a sentirnos mejor es vigilar y mejorar el tipo de pensamientos que tenemos. Si asociamos la Navidad a algo triste, nuestros pensamientos iirán en esa misma dirección, y ocuparán nuestra mente ideas como: “qué fechas más tristes”, “ojalá pasen pronto”, “no soporto la felicidad de los demás”, etc.

Estaría bien que cuidemos y utilicemos de manera positiva nuestro pensamiento, que no nos dejemos llevar por las ideas que nos hacen daño. Para ello, debemos intentar relativizar la Navidad, el Fin de Año y convertirla en algo más neutro, que nos ponga las cosas más fáciles a la hora de vivirla.

Podemos mejorar nuestras habilidades emocionales si procuramos entendernos y respetamos nuestras propias emociones. También si tomamos la iniciativa de adoptar una actitud diferente (al menos para ver qué pasa), nos alejamos un poco de la percepción negativa que tenemos y practicamos la relativización para darle la importancia justa las cosas.

Las emociones en este último mes del año pueden ser muy diversas y, a veces, pueden ser ambiguas para una misma persona, llevándola a tener sentimientos encontrados. Sin embargo, podemos disfrutar de la familia y amigos, como en cualquier otra fecha. Sin presionarnos, ni obligarnos a estar felices, ni hacernos daño con pensamientos no saludables.

Lange CoachComentario