Aprendiendo a recibir retroalimentación de manera constructiva
La retroalimentación constructiva es una herramienta extremadamente poderosa para el desarrollo personal y profesional: nos permite acceder a "puntos ciegos" de nuestro comportamiento.
Sirve de inspiración para nuestros planes de desarrollo: es nuestro camino para ser mejores versiones de nosotros mismos.
Pero muchas veces, recibir retroalimentaciones (digamos críticas) puede ser muy difícil y es preciso que comprendamos dos factores: biológico y psicológico.
Factor Biológico: El cerebro humano tiene mecanismos de defensa extremadamente refinados. Son la herencia de nuestros antepasados que vivieron en selvas y sabanas y se defendieron de las más diversas amenazas a su vida En ese momento, nuestros parientes lejanos más "comprometidos" tenían una ventaja competitiva y estaban siendo seleccionados mediante el proceso de selección natural. Por ejemplo si dos hombres de cromañón se encontraran cara a cara con un animal depredador, ¿quién sobreviviría? ¿El que huyó instintivamente sin mirar atrás, o el otro que se preguntó si el animal realmente era una amenaza?
Lo que sucede en el caso de las feedback es es que cuando recibimos una "crítica" nuestro cerebro la interpreta como una amenaza para nuestra supervivencia, nos provoca ansiedad y estrés, en nuestra mente creamos miles de posibilidad de connotación negativa.
Factor Psicologico: Todos queremos pertenecer, ser amados y admirados. Sin embargo, recibir retroalimentación constructiva no siempre es fácil por que nos puede llevar a sentir que estamos expuestos al foco de exposición, y por lo tanto vulnerables. Ante ello puede surgir un mecanismo de autodefensa que nos lleva a blindarnos, para no permitir que me hagan daño y de manera casi automática rechazo psicoemocionalmente lo que se me esta trasmitiendo y me cierro.
Al igual que el factor biológico, psicológicamente también nos podemos sentir atacados de diferentes formas cuando recibimos una "crítica”:
(a) Confundimos comportamientos con identidad.
(b) Tendemos a creer que algo es 100% cierto debido a cómo nos sentimos en ese momento ("razonamiento emocional").
(c) Pensamos en términos de "todo o nada”.
(d) "Catastrofizamos nuestro entorno”
¿Qué hacer desde la retroalimentación constructiva?
(a) Escuche activamente: si está recibiendo feedback personalmente, mantenga su lenguaje corporal abierto, mantenga el contacto visual -no en forma de reto-, haga preguntas para aclarar su comprensión y para que no haya malentendidos y resuma lo que comprende. Solo tenga cuidado con las preguntas aclaratorias, ya que tienden a convertirse en un instinto defensivo.
(b) Tome el control de su desarrollo: siempre que recibas retroalimentación, concéntrate en las oportunidades para corregir o mejorar un determinado comportamiento o competencia.
(c) Acepte sus emociones adecuadas e inadecuadas: es natural sentirse molesto cuando recibimos feedbacks que identificamos como no positivos.
(d) Si te has convertido en una mejor persona tanto personal como profesionalmente, cierra el círculo: devuelve tu aprendizaje al remitente de la retroalimentación y hazle saber lo que hiciste y cómo esos feedback afectaron tu desarrollo.
(e) ¡No discutas, solo agradece!
(f) Sea siempre curioso y abierto, sin perder su sentido crítico y perspectiva.
(g) Cultiva tu mentalidad de crecimiento (“Growth Mindset”): las personas que se centran en su crecimiento y desarrollo ven la retroalimentación como una oportunidad de mejora y aprovechan más estos mensajes.
(h) Y recuerde: solo usted tiene el poder de decidir qué hacer con la retroalimentación
“La sabiduría viene cuando uno es capaz de aquietarse. Sólo mira, sólo escucha. No hace falta nada más. Aquietarse, mirar y escuchar activa la inteligencia no conceptual que anida dentro de ti. Deja que la quietud dirija tus palabras y tus acciones”. E. Tolle
Ignacio Lange