Casi todos conocemos la importancia que tiene saber escuchar en todos los ámbitos de la vida y probablemente muchos de nosotros pensemos que lo hacemos bien, pero ¿es real esta creencia?, ¿se puede entrenar y mejorar el acto de la escucha activa?

Este término fue creado por Carl Rogers, psicólogo estadounidense, al desarrollar algunos de los aspectos más importantes de su teoría interpersonal en 1942.

Podemos definir la escucha activa como un acto que realizamos de forma voluntaria, pero requiere por ello de nuestra atención y nuestra intención. Es un aprendizaje y, como tal, se mejora, se entrena y se adquiere, como cualquier otro.

Existen 5 dificultades fundamentales para la escucha activa:

(I) Creencias: nuestras creencias condicionan la manera en la que percibimos. Escuchar a alguien que no comparte nuestras ideas nos puede generar tensión y/o rechazo

(II) Expectativas: lo que esperamos del otro o de la situación nos conduce por un camino u otro en la escucha. ¿Cuántas veces has desconectado de la conversación porque ya sabías como iba a acabar eso? ¿Conocías lo que ya iba a decir? Las expectativas no permiten una escucha activa

(III) Aptitudes: cada uno nace con aptitudes (potencialidades) diferentes. Unos tienen más facilidad para la escucha, otros para la comunicación, otros para ambas y a otros no se les da especialmente bien ninguna.

(IV) Actitud: ¿cuál es mi actitud frente a una conversación que no me interesa? ¿Frente a alguien con quien no quiero estar, pero debo estar? La escucha es un ejercicio de voluntad que requiere paciencia y actitud.

(V) Mandatos y lealtades familiares/organizacionales: muchas veces venimos de sistemas familiares donde no escuchamos, inclusive puede haber en el inconsciente familiar voces que nos digan, es mejor no escuchar para que no duela, o también podemos provenir de culturas organizacionales donde nadie escucha.

Aquí nos podemos preguntar:

¿En mi familia nos escuchábamos entre padres, padres-hijos, hermanos, pareja…?

¿En el ambiente laboral que me he desempeñado, me han escuchado, he escuchado?....

“La escucha se hace y se trabaja; además, requiere de voluntad. El beneficio que supone sentirse escuchado es lo que debe motivar a mejorar tu voluntad y tu decisión para seguir trabajando en ello.”

Ignacio Lange

Estrategias para Fortalecer la Comunicación: Escucha Activa

Podemos definir la escucha activa como un acto que realizamos de forma voluntaria, pero requiere por ello de nuestra atención y nuestra intención. Es un aprendizaje y, como tal, se mejora, se entrena y se adquiere, como cualquier otro.

“La escucha se hace y se trabaja; además, requiere de voluntad. El beneficio que supone sentirse escuchado es lo que debe motivar a mejorar tu voluntad y tu decisión para seguir trabajando en ello.”