La importancia de nuestros Antepasados
“A veces creemos que somos independientes, libres, autónomos y que podemos decidir nuestro destino. Todos estamos unidos con los destinos de los otros, de toda la humanidad. Todas las personas que han tenido que ver con nosotros viven dentro de nosotros.”
Bert Hellinger
Cada individuo, como todo ser vivo, lleva en sí la impronta genética, histórica y energética de quienes le antecedieron y le transmitieron la vida.
Esta información está marcada en lo más profundo de nuestro ser y en el inconsciente colectivo de nuestro primer grupo de pertenencia: la familia.
El modelo terapéutico de las Configuraciones Sistémicas Familiares permiten un acceso directo, vivencial, a ese campo de información sutil que B. Hellinger llama el “alma familiar”, trayendo a luz las dinámicas ocultas del sistema y abriendo un camino a la solución de los problemas que provocan sus implicancias, en nuestra vida actual.
Por eso es importante reconocer e integrar a todos aquellos que pertenecen al sistema familiar. Tomar lo que nos fue dado por cada uno de ellos, tal como nos fue dado, empezando por la vida. Y honrarlos, haciendo con lo que recibimos algo bueno para nosotros y las generaciones venideras.
Se trata, en definitiva, de entrar en contacto con nuestro origen, nuestra realidad y nuestro vivir. En palabras de B. Hellinger es: “reconocer lo que fue, reconocer lo que es y reconocer lo que será”.
Muchas veces no comprendemos ¿por qué nos pasa lo qué nos pasa?: enfermedades, destinos difíciles o trágicos, accidentes, problemas recurrentes, inestabilidad emocional, violencia, fracasos o frustraciones constantes: familia, mundo laboral, relacional, conflicto con la pareja, con los hijos, ansiedad, depresión, estrés, duelo…
Al revisar nuestro árbol genealógico, podemos encontrar la relación entre estos problemas y ciertos “mandatos”, “cadenas”, “creencias limitantes” y “lealtades inocentes” a nuestro sistema familiar, que pueden originarse muchas generaciones atrás, como si fueran una especie de madejas de lana revueltas, que llamamos enredos sistémicos.
Si vamos tomando conciencia de nuestros antepasados, por medio de nuestro árbol genealógico, por ejemplo, podemos descubrir: gente no vista u olvidada (que podemos llamar excluidos), abortos, pérdidas o enfermedades para expiar una culpa o saldar una injusticia, cargas transgeneracionales, repeticiones de dinámicas que se pasan de una a otra generación, y nos llegan hasta hoy…
Pero lo más importante es que tenemos que tomar conciencia que podemos trascender estos enredos sistémicos, dejar atrás aquello que se transforma en un obstáculo para que fluya la vida, sanando, equilibrando nuestros vínculos, reestableciendo el orden y la integración, encontrando un camino propio de plenitud, reconciliación y paz interior
¿Cómo lo podemos hacer?
1. Construyendo nuestro árbol genealógico o elaborando un genograma.
2. Dando lugar a los excluidos de mi sistema familiar.
3. Profundizando en mis emociones.
4. Soltando el juicio y comprendiendo que todos tenemos la misma epidermis.
5. Realizando rituales que incluyan a todos los miembros del sistema.
6. Realizando terapia familiar sistémica.
7. Decodificando mis enfermedades.
Pero sobre todo, tomando conciencia que estoy al
SERVICIO DE LA VIDA
Ignacio Lange
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