¿Qué nos dice nuestro nombre?

Interesante artículo de Alejandro Jodorowsky (Chile 1,929) , escritor , director de cine y psicoterapeuta, sobre las cargas con los nombres que llevamos. Abarca las Configuraciones Sistémicas. Para reflexionar

“Cuando bautizamos o registramos a un hijo debemos saber que junto con el nombre le pasamos una identidad. Evitemos por tanto los nombres de los antepasados, de antiguos novios o novias, de personajes históricos o novelescos.

Los nombres que recibimos son como contratos inconscientes que limitan nuestra libertad y que condicionan nuestra vida.

Un nombre repetido es como un contrato al que le hacemos una fotocopia, cuando en el árbol genealógico hay muchas fotocopias el nombre pierde fuerza y queda devaluado […]

 
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[…] Podríamos dedicar unos minutos a observar el lugar donde vivimos: en la calle de un poeta, de una santa benefactora, de un descubridor o tal vez en la de un general asesino. Nada es casual, el mundo es como un espejo que nos refleja, cada vez que realizamos una mutación interior también cambia nuestro exterior, son señales del Universo a veces. ¿Podríamos decir que los nombres tienen una especie de frecuencia que sintoniza con ciertos receptores? ¿Qué tipo de receptores? Inconscientemente nos sentimos atraídos por cientos nombres que reflejen lo que somos (a veces son exactos y otras veces están ocultos detrás de máscaras, sólo hay similitudes léxicas o fonéticas): Nuestra parte sana y positiva es un receptor que sintoniza con ciertos nombres, porque nos hacen gozar y sentirnos seguros.

Nuestra parte enferma y negativa es otro receptor que sintoniza nombres determinados, porque hay una intención supraconsciente de resolver el conflicto. Reflexionemos de nuevo en los nombres de lo que hemos atraído a nuestro mundo: -El nombre de nuestra empresa, centro de trabajo, escuela… -El nombre de nuestra pareja, amigos, jefes, profesores… - Personas que se cruzan en nuestro camino por “accidente” y se llaman exactamente igual que nuestro padre (o madre, hermano…) ¿Hay una programación inscrita en nuestro nombre y apellidos?  Según nos cuenta Alejandro Jodorowsky, tanto el nombre como los apellidos encierran programas mentales que son como semillas, de ellos pueden surgir árboles frutales o plantas venenosas. En el árbol genealógico los nombres repetidos son vehículos de dramas.

Es peligroso nacer después de un hermano muerto y recibir el nombre del desaparecido. Eso nos condena a ser el otro, nunca nosotros mismos. Cuando una hija lleva el nombre de una antigua novia de su padre, se ve condenada a ser “la novia de papá” durante toda su vida. Un tío o una tía que se suicidaron convierten su nombre, durante varias generaciones, en vehículo de depresiones. A veces es necesario, para detener esas repeticiones que crean destinos adversos, cambiarse el nombre.

El nuevo nombre puede ofrecernos una nueva vida. En forma intuitiva así lo comprendieron la mayoría de los poetas chilenos, todos ellos llegados a la fama con seudónimos. ¿Hay ejemplos que nos permitan comprender la importancia del nombre? Nuestro nombre nos tiene atrapados, ahí está nuestra “individualidad” -Barrick Gold (oro en inglés es gold) se convirtió en el mayor productor de oro del mundo. -Brontis “voz de trueno” se dedica al mundo del teatro con una potente voz… -Maria, Inmaculada, Consuelo se asocian a la pureza, la virginidad, nombres que exigen perfección absoluta, que nos limitan -Miguel Ángel, Rafael, Gabriel, los nombres de ángeles dan problemas con la encarnación -César, poderoso y asociado a la ambición ¿Cómo sé si el nombre que he recibido me perjudica? Estudiar los nombres del árbol genealógico es igual que acceder al inconsciente…”

  • En los nombres encontramos secretos.

Es importante ver cómo funciona el nombre que nos dieron.

Algunas cuestiones:

-Lo primero es saber la persona que nos nombró. ¿Papá?, ¿mamá?, ¿abuelo?, ¿la hermana?, ¿el padrino?, etc …

El que nombra, toma poder sobre lo nombrado y no es lo mismo llamarme Micaela por mi abuela paterna, si el nombre se le ocurrió a mi padre para recordar a mamá, o por mi madre, para ser aceptada en la familia de mi padre, dándole una hija-clon de su suegra.

¿De pequeño/a me gustaba mi nombre o me hubiese gustado llamarme de otra manera? Los niños tienen una intuición especial y una fresca desinhibición que les permiten rechazar de pleno lo que les contamina. 

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Investigar de donde viene nuestro nombre:

Si fue por algún familiar, sería bueno analizar su destino y los caminos que recorrió en su vida, porque probablemente venimos a repetirlos. Llamarse con el mismo nombre del hermano mayor después que murió, es cargar con él toda la vida.

Personalmente también estoy convencido que es importante ver el recuso que hay el nombre que llevamos: si viene de un familiar, amigo de la familia… santo… y ver la grandeza, la fuerza de la vida…, tomando lo bueno y soltando lo menos bueno. 

Ignacio Lange 

 
Lange CoachComentario